Archive for febrero 2011

Amenazan con pintas homofóbicas al presidente del MHOL

25 febrero, 2011

Como si no fuera suficientemente hilarante el panorama homofóbico de este país, esta mañana la casa del presidente del MHOL, Jorge Chávez, apareció con pintas amenazantes (“Muerte a los gays”), aparentemente firmadas por un grupo neonazi denominado Vanguardia Nacional. Además, fue dejado un sobre negro con una carta y fotos sacadas del Facebook del activista, a modo de advertencia.

Este tipo de homofobia tan marcada, según los fragmentos de la carta que reprodujo el activista en su blog, describe a un grupo ultraconservador (“el orden natural del todopoderoso”), cerrado en sus teorías hilarantes de ocupación sionista (los judíos son la ‘causa’ de todos los males del mundo) y bastante desinformado (“antagonismo de lo natural”). Debemos preguntarnos qué origina tanta imbecilidad.

Un homofóbico es una persona que no ha resuelto su propia homosexualidad. Un neonazi es una persona que achaca sus propios fracasos a los judíos y a los grupos disidentes. Para un homofóbico la homosexualidad es un problema propio que no puede resolver (heterosexuales y homosexuales finalmente lo resuelven) y que le causa gran tormento e inseguridad. Afirmar el odio irracional contra los homosexuales, amparado en la fuerza del grupo, le da cierta seguridad en medio de tanto tormento. De esa manera, ya siendo un neonazi, construye una explicación precaria del mundo, en donde él es una víctima de las conspiraciones de grupos ‘decadentes’, generalmente minoritarios. La homosexualidad constituye la decadencia máxima, pues atenta contra la ‘sacrosanta’ familia tradicional (una mentira puesta al descubierto en post anteriores). También, a pesar de todo el tormento en el que se mueven estas personas, se miran a sí mismos como mártires o héroes de una causa superior, una causa fácilmente manipulable por un líder al que obedecen ciegamente (el culto al líder es una característica evidente desde Hitler hasta los grupos neonazis de la actualidad).

¿Qué nos queda claro? Que hay gran terror de parte de grupos ultraconservadores por el avance en la lucha política de las minorías sexuales, especialmente en este año electoral. Los neonazis son personas que no pueden soportar que el mundo cambie y se distancie de la rigidez de sus moldes doctrinarios. Son tan cerrados que esperan que el mundo se adapte a sus retrógradas interpretaciones y no que las interpretaciones expliquen los cambios inevitables del mundo. A pesar de todo lo malo, este es un mensaje claro de que la sociedad está cambiando rápidamente, al punto que el fracaso de los ideales dogmáticos de estos grupos es evidente. El mundo está cambiando y personas como estas solo pueden intentar medidas desesperadas para intentar amedrentar a personas que nunca han negado lo que son, como es el caso del activista Jorge Chávez.

Varias cosas me distancian de Jorge Chávez y el tipo de lucha del MHOL, pero en casos como estos hay que expresar nuestra solidaridad y nuestro respaldo. Como le sugerí hace unas horas, debe hacer la denuncia respectiva y, por si acaso, andar con cuidado, siempre acompañado, pues estos neonazis son de un accionar muy variado (desde masacrar travestis en mancha hasta volantear propaganda neonazi en las Marchas del Orgullo), pueden ser chiquillos jugando a ser ‘salvadores’ o fanáticos totales. No estaría de más contactarse con Carlos ‘Techito’ Bruce, también amenazado por Vanguardia Nacional, para que lo sucedido rebote en los medios y genere declaraciones de parte de los políticos.

El asco hacia el cuerpo transgénero

21 febrero, 2011

Para comenzar confieso que me gusta mucho la serie animada americana Family guy (traducido al español como Padre de familia u Hombre de familia), pues su humor absolutamente corrosivo, veloz y sin tregua me saca siempre muchísimas carcajadas. Varias veces he dicho que después de mirar el humor salvaje de Family guy, Los Simpson me parece una serie recatada y lenta. Lo mejor de todo es que nadie se salva de sus burlas. En Family guy han pasado un sinnúmero de políticos y actores famosos, de los cuales la serie se ha burlado hasta el cansancio (George W. Bush, Bill Clinton, Michael Moore, etc.), así como minorías y mayorías (conservadores, judíos, homosexuales, etc.). Precisamente el último eslogan de Family guy que he visto en el canal FX (116 para Movistar TV) apela a que a la hora de burlarse no discriminan a nadie. Es en este aspecto donde me interesa comentar uno de los más polémicos episodios de la serie, el titulado “El padre de Quagmire”.

Bien, primero, para los que no están familiarizados con la serie, haré un breve bosquejo del episodio.

Debemos saber que uno de los personajes de la serie es Glenn Quagmire, o simplemente Quagmire, un hombre conocido por su promiscuidad y su vida de mujeriego incorregible. El capítulo empieza cuando Glenn anuncia que su padre, el retirado capitán de corbeta de la Marina Dan Quagmire, vendrá a la ciudad para visitarlo. Glenn anuncia que Dan, su padre, ha sido la inspiración de su vida, por lo que los amigos de Glenn lo imaginan como un hombre mucho más mujeriego y promiscuo que su hijo Glenn. Lo cierto es que cuando Dan, el padre de Glenn, llega a la ciudad sus amigos se desconciertan, pues este señor les parece “muy gay”, lo cual Glenn no ha notado. Dan Quagmire termina confesándole a su hijo que es “una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre” y que se someterá a una operación de cambio de sexo. El resultado es un éxito y el padre de Glenn deja de ser Dan para convertirse en Ida, una exuberante mujer rubia. Después de esto, la relación padre-hijo se pone tensa, de modo que Ida prefiere irse al hotel Marriot. Por otro lado, Bryan, un perro que es el único personaje inteligente y sensato de toda la serie, ha estado ausente por un curso, de modo que regresa a la ciudad y decide ir al bar del hotel Marriot a tomarse unas copas. Es así como Bryan se encuentra con Ida, sin saber que es el padre de Quagmire que se ha sometido a la operación. Lo que sucede esa noche es que Bryan y Ida se gustan y terminan teniendo sexo. Al día siguiente Bryan se entera de que ha tenido sexo con el padre de Quagmire y vomita durante 30 segundos seguidos (el vómito más largo de la historia del cine y la televisión). Finalmente aparece Glenn muy enojado por lo sucedido, al punto que termina dándole una paliza a Bryan, quien cierra el programa con la frase “Me tiré a tu padre”.

Este capítulo ha recibido elogios y críticas, pues el día de su estreno en Estados Unidos el capítulo fue sintonizado por alrededor de 7,22 millones de televisores. Se ha elogiado el giro inesperado que representó el padre de Glenn (un homosexual y no un mujeriego), la valentía por abordar el tema de la transexualidad en la televisión y otros aspectos similares. A mi gusto, rescato la valentía por abordar el tema y llevarnos a territorio nuevo (situaciones nunca antes mostradas en televisión): la nueva y tensa relación entre un hijo y su padre operado, la cínica homosexualidad dentro de la Marina de Estados Unidos (en las escenas de la reunión de oficiales se describe muy bien este aspecto) y, definitivamente el más problemático, la condición de transexualidad y sus reacciones ante los otros personajes. Este es el aspecto más delicado que debemos diseccionar, como han señalado los críticos del capítulo.

No conozco transexuales o travestis; sin embargo, como he dicho aquí, no los odio ni los detesto, aunque creo que tenemos intereses muy diferentes. Dicho esto, a mí me parece que en este capítulo hay al menos dos graves excesos. El primero es la escena en la que Lois le pide a su hija que eche a la basura una bandeja con comida que les regala Ida. El segundo es la larga escena del vómito de Bryan y la frase final “Me tiré a tu padre”. Y digo que son graves porque a los guionistas de Family guy se les pasó la mano, en lugar de humorísticas estas escenas resultaron muy crueles e innecesarias. Creo que esta crueldad responde a un mecanismo de basurización o asquerosización del cuerpo del transgénero, “el factor asco”, la categoría que Rocío Silva Santisteban desarrolló a partir de testimonios en un libro de ese mismo nombre. En este caso, estamos frente a instancias en donde el transgénero se vuelve una especie de monstruo, cuyo cuerpo es percibido como “mutilado” (fíjense en la conversación entre Bryan y el bebé Stewie) y solo puede producir niveles de asco exacerbado. Claro que esto es suavizado con el de hecho de que Bryan siente gran atracción por Ida, al punto que terminan teniendo sexo; sin embargo, la doble cara de esta lógica es revelada por el asco posterior de su vómito.

Asco en la reacción de Lois (pedirle a su hija que tire a la basura la bandeja con comida que les trae Ida) y en el larguísimo vómito de Bryan, una excepción en una serie animada donde la velocidad es la clave de su efectividad. Asimismo, la frase “Me tiré a tu padre” resulta muy interesante debido a que revela un poder transgresor, uno que traspasa la frontera de un mandato que dice “no te tires a la mamá de tu amigo”, en este caso cambiada a “no te tires al papá de tu amigo” (cuyas implicancias, de acuerdo con el psicoanálisis, alcanzan la desestabilización total del mundo del hijo). Si bien Glenn golpea a Bryan brutalmente, hay algo que avergüenza a Glenn y que no hay manera de que pueda cambiarlo: Bryan se tiró a su padre. Esa vergüenza es también un exceso, pues es el recurso final de Bryan, un poder que trasciende a la golpiza que le propinó Glenn y configura a su padre como un objeto o cosa.

Sin duda es bueno que la televisión empiece a hablar, aunque tímidamente, de estos nuevos temas y estas nuevas relaciones interpersonales. Sin embargo, en la clave del humor siempre está el peligro de inocular relajadamente nuestros más grandes temores y prejuicios (y hasta podríamos reírnos de aquellos que atentan contra nosotros). Family guy es una serie excelente, lo prueba el riesgo de abordar temas problemáticos en clave de humor. Esperemos que estos crueles excesos no sigan opacando un proyecto tan interesante.

Pueden revisar la ficha completa del capítulo en Wikipedia.

Menos golpes y más leyes

16 febrero, 2011

El sábado 19 de febrero el MHOL convoca a “Besos contra la homofobia: la resistencia”, nuevamente en la Plaza Mayor, a las 5 p.m.; una especie de continuación (aunque más política) de la actividad que la tarde del 12 de febrero terminó con varios activistas golpeados de mano de policías. Más allá de que la primera parte de esta actividad se les salió de control a los organizadores (supongo que no se imaginaban semejante golpiza), lo importante para resaltar, luego de los acontecimientos, son los logros políticos de los dirigentes que han sabido tener presencia en los medios, tanto nacionales como internacionales, hacer las denuncias respectivas (comisaría, Inspectoría PNP, Defensoría del Pueblo, instancias internacionales, ONGs derechohumanistas) y sacar declaraciones favorables de parte de distintos políticos (Alan García, Susana Villarán, Carlos Bruce, Susel Paredes, Ronald Gamarra, Hernán Núñez, Javier Diez Canseco, Jorge Ramírez, etc.). Me parece estupendo que el activismo LGTB en este país evolucione del compedecimiento mutuo a la exigencia de los derechos ciudadanos, de las leyes que nos protegen.

Me pregunto, por ejemplo, qué pasaría si un grupo de heterosexuales, hombres y mujeres, se hubiera besado en las gradas de la Catedral. ¿Los policías habrían reaccionado de la misma manera? Como bien señalan algunos, ni siquiera en manifestaciones realmente provocadoras, como el lavado de la bandera, se había visto tanta brutalidad. Cipriani tiene mucho que ver, él nos adora. En la web de El Comercio hay un sinnúmero de fanáticos religiosos para quienes el problema ha sido la falta de respeto hacia los católicos en su templo; sin embargo, ese argumento no resiste el menor análisis. Para comenzar, los hechos no fueron dentro de la Catedral, sino en las afueras, en la vía pública; en segundo lugar, y como bien ha enfatizado Alan García, las libertades sexuales en este país están garantizadas por ley, de modo que si no creo en Cipriani y la religión que dice representar, no tengo por qué atenerme a sus dogmas, pues mis derechos ciudadanos prevalecen sobre cualquier disparate religioso (esto lo debieron tener bien claro los policías). Si tanto les jode a los católicos, que miren a otro lado o que se muden a Nigeria. Si temen porque sus niños van a ver “un espectáculo antinatural”, igual, miren a otro lado o métanlos en una burbuja que los aísle del mundo; si temen que los pequeñines se van a “malograr” o “convertir en homosexuales”, son unos padres pésimos e ignorantes. ¿Cómo diablos les van a explicar la sexualidad llegado el momento? ¿Cómo les van a explicar la procreación? ¿Con la historia de la gallinita? Francamente estúpido, al punto de la vergüenza ajena. Y un imbécil ejemplar es Philip Butters, con sus últimas opiniones (¿acaso no es alarmante que el conductor de un programa radial promueva la violencia?).

La indignación ante la violencia policial ha llegado incluso a medios de otros países (mientras que en el Perú muchos medios conservadores han tratado de silenciar lo sucedido). En otros países, como Francia, Estados Unidos o España, lo que sucedió es visto con bastante horror y preocupación, les recuerda lo mucho que tiene este país de tercermundista y lo mucho que todavía tenemos que luchar. Había turistas que el día de la golpiza condenaban las acciones de los policías y se llevaban una pésima impresión de Lima, la que se supone es la capital de un país en progreso. Un amigo canadiense me hizo un comentario muy gracioso, referente a la idea de república bananera que manejan los países del primer mundo sobre Latinoamérica: según él, con lo acontecido el sábado, el Perú se parece a Macondo, uno de los prototipos de pueblo sudamericano que construyó el escritor García Márquez en sus obras.

Es una buena noticia que la lucha se esté tornando más política. Por ejemplo, me parece positivo que esta mañana los dirigentes del MHOL se reunieran con las autoridades de la Policía Nacional, después de exigir el día de ayer la renuncia del ministro del Interior y del jefe de la VII DETERPROL (PNP), quienes prometieron una investigación a fondo, después que el MHOL identificara a 12 de los suboficiales que escondieron sus gafetes al agredir a los activistas el sábado. Y eso no es todo: que el lunes Susana Villarán amadrinara el matrimonio simbólico de las parejas homosexuales en el Parque Kennedy, tras haber promulgado una ordenanza municipal en contra de la discriminación sexual, además de un curso de derechos humanos para los serenos, es una noticia excelente. Sus medidas son a favor de darle justicia (balance) a un grupo desprotegido. Precisamente esto es lo que más resaltaría de lo acontecido: leyes, cosas concretas, no solo declaraciones de indignación en época electoral. Necesitamos más Susanas Villarán en la política, necesitamos muchas en el Congreso para lograr lo que nos proponemos.

Respeto a los que se van a ir al segundo “Besos contra la homofobia” (al que no voy a ir, por cierto). Sin embargo, debemos observar que, en buena cuenta, todo lo positivo que ha ocurrido tras la golpiza es un efecto de las ordenanzas de Villarán para protegernos (medidas concretas)  y de la acción política del MHOL. Pienso que lo que no debemos descuidar es precisamente la lucha política: incluso los que dicen que no necesitan pedir permiso para besarse (un lema simpático) están amparados en una ley que protege las libertades sexuales, pues si estuviéramos en Nigeria o en Irán la situación sería muy diferente. Son más medidas como estas (y su estricto cumplimiento) lo que nos hace falta. Y las leyes se consiguen por medio de los políticos a los que elegimos. Si tenemos más políticos de nuestro lado, será más fácil tener leyes que nos protejan y que reconozcan nuestros derechos.

Jorge Chávez, del MHOL, a pesar de lo crítico que fui en mi post anterior, lo difundió y defendió el activismo alegórico porque este no solo apela a la razón, sino también a los sentimientos. Respeto esa posición, pero en un contexto como este, cuando las elecciones están tan cerca, la urgencia es activismo político, de una vez por todas. El MHOL tiene alrededor de 28 años de activismo, pero sobre todo se trata de activismo alegórico, lo que ha originado que la situación no haya cambiado demasiado con respecto al reconocimiento de nuestros derechos. La enérgica respuesta que he visto desde la golpiza policial me obliga a retractarme cuando subestimé al MHOL como fuerza política, pero es ahora más que nunca cuando necesitamos que se concentren en comprarse el pleito político y no se desvíen. Estas elecciones son claves porque se habla del reconocimiento de nuestros derechos y conseguir leyes a nuestro favor es trascendental.

Algunos dicen (con razón) que en la vida cotidiana seguimos siendo discriminados, odiados, marginados. Y esto no va a cambiar mañana, ni el próximo año, sobre todo si no tenemos un salvavidas (leyes) sobre las que apoyarnos. Créanme que con una actividad tipo “Besos contra la homofobia” tampoco cambiarán mentalidades en la cotidianidad, quizás hasta las hagan más homofóbicas e intolerantes. Pero hay algo que trasciende de las creencias personales o de lo que cada quien considere moral o inmoral: la ley. Hay demasiada preocupación sobre cómo nos miran (si nos quieren, si nos odian) los que no son homosexuales y muy poca preocupación en construir nuestra protección legal con acción política. Precisamente la acción policial del sábado ha sido tan condenable y favorable hacia nuestros intereses porque no hay un razonamiento legal que sustente esa violencia, que está fuera de norma, fuera de ley.

Si quieren hacer activismo alegórico solo porque les preocupa cómo los miran o cuánto los quieren los otros, entonces habrán desperdiciado energías valiosas. Sin una ley que nos proteja los homofóbicos podrán seguir marginándonos y el Estado les dará la razón a los homofóbicos. Si quieren que un policía se lo piense muy bien antes de darles un varazo, si quieren tener la seguridad de que ante un acto discriminatorio el Estado se pondrá de su lado, entonces pensemos en hacer política y en conseguir leyes. Y no hay mejor momento para hacer política, para pensar muy bien qué nos conviene, que este escenario electoral. Si no reducimos el número de homofóbicos que entran al Congreso esta vez, será una derrota significativa, pues tendremos que esperar por los menos cinco años para pensar en que alguien reconocerá nuestros derechos, cuando este pujante y prometedor panorama se haya enfriado. Si lo reducimos, tendremos el poder para sembrar los cimientos de un país más democrático en el que, incluso si los homofóbicos no quieren, tendrán que respetar la ley que nos protege.

Les recomiendo bajar el Manual de derechos humanos aplicados a la función policial (y leer especialmente el capítulo IV, inciso B, numeral 6).

Les recomiendo visitar la web del MHOL.

Les recomiendo revisar mi propuesta de activismo político para estas elecciones.

Ser homosexual no es un delito

13 febrero, 2011

Si bien ya subestimaba la actividad “Besos contra la homofobia”, lo que ocurrió el día de ayer en la Plaza Mayor de Lima y alrededores sobrepasa cualquiera de mis expectativas. Si la intención era provocar violencia homofóbica, con varios golpes de por medio, los organizadores y concurrentes lo consiguieron. Pero dudo que esa haya sido la intención de una actividad pacífica, donde nadie se esperaba macanazos, sino hacer uso de un derecho constitucional. Me pregunto cuál fue la razón del ensañamiento, de los excesos; me pregunto quién movió a los peones policiales para que actuaran de esa manera contra los que se reunieron para llevar a cabo esta actividad pacífica. ¿Es delito que un homosexual se bese con su pareja en un espacio público? No soy abogado, pero trato de entender cuál fue la razón, en qué ley puede estar amparada la violencia policial de ayer. No encuentro la respuesta, salvo el puro abuso, la arbitrariedad. Me hace recordar a los años 70, en Estados Unidos, esa época en que la homosexualidad era fuertemente reprimida por considerársele un delito. En nuestro caso debemos preguntar por el estratega y no por los peones. ¿Quién ordenó esa violencia? ¿Bajo qué razón?

Habría que desmenuzar los hechos. Aunque no soy testigo presencial, me parece sumamente provocador que homosexuales se besen frente a la Catedral, especialmente si tenemos a la cabeza a un homofóbico como Cipriani. Me parecía una idea divertida y controvertida hasta esta mañana, que me enteré de lo ocurrido por los blogs LGTB; sin embargo, con la respuesta policial el humor deja de tener sentido. Es increíble que (prácticamente) ningún medio haya reportado lo ocurrido, a pesar de la gravedad de los hechos. En la práctica seguimos siendo ciudadanos de segunda categoría y el silencio es la peor arma que se puede aplicar contra nosotros. Hay alguien que tiene suficiente poder para silenciar lo ocurrido, alguien con poder político, una autoridad. No tengo dudas. Sigo recibiendo fotos y videos sobre lo ocurrido. Son contundentes, la opinión pública estaría de nuestro lado, pero nadie dice nada.


Para el Blog de Lima Gay se trató de un “bautizo de fuego”. Es posible, siempre y cuando todos los asistentes hubieran tenido claro que los iban a apalear; sin embargo, para mí es un bautizo en algo inútil. ¿Se trató de un bautizo «activista»? Empecemos desde el inicio. Es válida la pregunta: ¿Han conseguido algo con esta actividad? Yo quisiera saber qué. Quiero que quede claro que me solidarizo con las personas que fueron víctimas de estos excesos el día de ayer, pero también tengo mirar los problemas de casa: ¿qué se consigue con una actividad de este tipo? Hay demasiado activismo “alegórico”, una pérdida de energía, y muy poco activismo político, sobre todo en esta época electoral. He visto en los videos gays y lesbianas sumamente valientes, con una energía admirable que retaba las varas de los policías. Yo solo les sugiero que usen esa energía en actividades más efectivas, que aporten en la lucha, para que en unos años nadie pueda cuestionar que dos personas homosexuales o lesbianas se besen en un lugar público, lo que no pasa ahora. Primero necesitamos la ley, muchachos. Necesitamos leyes que nos protejan para que no nos peguen como a perros, en lugar de actuar como si ya tuviéramos esa protección. Creo que en ese sentido, el activismo político es más efectivo y se reciben menos golpes, por cierto. Tómenlo como sugerencia, esa admirable energía puede engendrar un activismo político poderoso que consolide una diferencia, sobre todo en esta época electoral.

Hace un par de días publiqué un bosquejo de estrategia para presionar a los políticos en estas elecciones. Casi todos los que lo leyeron dijeron “muy bonito”, “qué idea tan interesante”, pero nadie hizo nada realmente productivo. Nadie lo criticó, ni lo objetó, ni lo mejoró; tampoco nadie se puso en contacto para empezar a llevarlo a cabo. Jorge Chávez, de parte del MHOL, me dijo amablemente que estaban implementando una campaña llamada “Voto informado”, para señalar cuáles son los candidatos que están en contra del reconocimiento de nuestros derechos. También difundió mi post en su Facebook personal. Después le escribí por Facebook a Chrisstian Olivera, “director ejecutivo” del MHOL, pero no hubo respuesta, ni siquiera críticas. Solo silencio, ese silencio que nos aplasta una y otra vez, desde casa y desde fuera de casa.

Y ese silencio siguió en varios blogs y redes sociales gay, donde el último single de Lady Gaga fue más relevante que trabajar juntos en una estrategia política contundente a favor del reconocimiento de nuestros derechos. Aceptémoslo: la comunidad LGTB quiere seguir siendo víctima, quiere seguir recibiendo palazos, quiere seguir llenándose la boca con frases imbéciles, pero no quiere hacer un cambio, le hace falta huevos. Tal vez es cierto lo que leí una vez: el MHOL no tiene influencia en la comunidad LGTB, salvo para las actividades alegóricas como la Marcha del orgullo (porque ahí es más fácil conseguir un punto) o para ser contactado por los medios cuando matan a algún gay. Nada útil, siempre tarde. No puedo creer que un tipo como yo les pida que hagan activismo a los activistas, activismo político, activismo de verdad. Sería bueno que haya más que actividades sin sentido, en donde la gente va a recibir golpes gratis. Aunque esa es responsabilidad de los organizadores.

En momentos como estos, la definición de ‘homosexual’ como ‘cobarde’ parece tener sentido. Somos unos mariconazos totales, no podemos hacer nada significativo por nuestros derechos, salvo compadecernos entre nosotros, hacer rebotar las fotos en las que nos pegan y repetir frases imbéciles. Por pereza, por miedo, por indiferencia. Y no me vengan con eso de que  estamos en pañales: ¿cuántos años de activismo tenemos? Son más de cinco, más de diez, ¿y qué se ha conseguido con las patéticas marchas del orgullo peruanas y las otras actividades alegóricas, malos remedos de lo que se hace en países donde el contexto es sumamente diferente? ¿Qué se ha conseguido con estas actividades alegóricas?

De ahí, claro, cada vez que matan a un homosexual, salen los voceros a decir que somos unas víctimas totales, pobrecitos de nosotros los gays, que ¡ay! la sociedad me desprecia y que ¡ay! los crímenes de odio. ¿Y qué tipo de activismo de mierda hacen ustedes para contrarrestarlo?  ¿Por qué no cambian de una vez su masoquismo vicioso? No somos víctimas, ¡no lo somos! Tenemos el poder del voto y el poder del consumo, el poder de remover de sus cargos a los malnacidos que ordenaron la violencia de la tarde de ayer y el poder para quebrar los negocios de los homofóbicos. Pónganse las pilas, hagan circular un comunicado de prensa, exijan un pronunciamiento de parte de los candidatos presidenciales. ¡Firmas por votos! Ustedes se definen como activistas y han decidido estar al frente, entonces hagan eso significativo. Este es un momento importante para nosotros. Hablen con Bruce, con Villarán, necesitamos que los políticos se pronuncien, que esto se sepa. La lucha es política, no hay otra manera.

A los que fueron golpeados les sugiero que no se queden callados. Sé que hicieron una denuncia en la comisaría, que avisaron a la Fiscalía. Eso está muy bien, no dejen que los callen. Vayan a la Defensoría del Pueblo y a Inspectoría de la Policía, a los medios, pidan pronunciamientos de parte de los políticos. En este momento necesitan un abogado que los asesore para que esto no quede impune. Necesitamos demostrar que no nos vamos a quedar a llorar en casa, necesitamos hacer saber que estamos molestos y que esta acción va a tener consecuencias. Acción política, activismo de verdad. Hagamos algo, algo de lo que podamos estar satisfechos mañana para poder besarnos en donde se nos dé la gana al tener una ley que nos proteja.

Las imágenes son de Blog de Lima Gay, pueden verlas aquí.

En la web de El Comercio hay una nota sobre lo ocurrido. Pueden leerla aquí.

Nuestra contraofensiva electoral

11 febrero, 2011

El martes 8 de febrero los congresistas peruanos archivaron los proyectos de ley sobre la unión civil y patrimonio compartido entre personas del mismo sexo, según veo, por una interpretación legal sumamente antojadiza, más religiosa que científica. Sin duda esto constituye un duro golpe conservador a los avances de la lucha por el reconocimiento de nuestros derechos; pero bien, una vez asumido el golpe, ¿nos vamos a quedar de brazos cruzados, inmóviles, patéticamente quietos? ¡De ninguna manera! Tenemos que contrarrestarlo presionando a los candidatos presidenciales y congresales, hacerlos sentir que somos un sector electoral importante, que si nos ningunean o nos niegan los derechos perderán un considerable número de votos. Debemos dejarles claro que el estereotipo de loca de escandalete farandulero no representa a la mayoría de nosotros y que somos más, muchos más de los que ellos se imaginan. Es el momento de hacer una maniobra política que sea tajante y que sirva de precedente para el resto de la vida electoral de este país. Podemos hacerlo, por primera vez tenemos fuerza y presencia en la agenda política de los candidatos presidenciales, en los medios y en la sociedad en general. Si el golpe conservador ocurrido en el Congreso fue duro, nuestra respuesta debe ser diez veces más dura y drástica. ¡Démonos cuenta! Tenemos el gran poder del voto, el poder del que dependen los candidatos que se están postulando, el poder que hace la diferencia entre quién es elegido presidente y quién no, entre quién es elegido congresista y quién no. Somos ciudadanos con el poder del voto y vamos elegir quién nos representa y quién no. Y no solo eso, podemos convencer a nuestros familiares y amigos para que no voten por gente retrógrada.

En este momento, instituciones como el MHOL deben convocar a toda la comunidad LGTB para responder en bloque, con toda la fuerza posible. Podría ser convocando a una conferencia de prensa y anunciando la respuesta del caso, un apoyo en votos hacia los candidatos que apoyen nuestra lucha. Nadie dijo que conseguirlo sería fácil y prueba de ello es lo que acaba de ocurrir en el Congreso, pero no debemos desperdiciar la oportunidad en la que tantos políticos están de acuerdo en reconocer nuestros derechos. Debemos mantener nuestra presencia en los medios, inundarlos, estar ahí. Pensémoslo bien. Nosotros vendemos noticia, somos noticia, siempre somos atractivos para la prensa. Usemos ese poder también. Es hora de empezar a plantear estrategias para hacer la diferencia en esta campaña electoral y comprometer a las futuras autoridades en las promesas que hicieron con respecto al reconocimiento de los derechos de las minorías sexuales.

En el blog Con una mirada gay se hizo una propuesta que no puede ser más oportuna: hacer firmar a los candidatos que estén a favor de la unión civil entre personas del mismo sexo, incluyendo igualdad con respecto a bienes gananciales, patrimonio compartido, herencia, seguridad social, pensiones, acceso a créditos conjuntos, toma de decisiones sobre la salud del compañero(a) en caso de emergencia, visitas para el compañero(a) en el hospital o la cárcel, etc. Como es evidente, no estamos promoviendo el “matrimonio gay” (que incluiría, por ejemplo, la tan temida adopción de niños), no promovemos eso, que quede claro, sino igualar gran parte de las condiciones de vida con respecto a una pareja heterosexual; es decir, algo más parecido a la unión civil. Se trata de un compromiso de honor que cada candidato que esté a favor deberá firmar a cambio de nuestros votos. En este caso, propongo que el MHOL y otras instituciones afines, a nombre de la comunidad LGTB, se comprometan a darles su respaldo. ¿Y en qué consiste ese respaldo? El MHOL y todas las organizaciones afines deben informar a la comunidad sobre estos candidatos favorables al reconocimiento de nuestros derechos, de nuestra causa. Deben informarnos de quiénes son los candidatos ’gayfriendly’ para que nosotros y nuestros familiares y amigos votemos por ellos en esta elección, pues mientras más congresistas tengamos de nuestro lado más fácil será alcanzar el reconocimiento. En el caso de los candidatos que no estén interesados en firmar y comprometerse a impulsar estas medidas, el MHOL y las organizaciones informarán de cuáles son estos candidatos, de modo que de ninguna manera votemos por ellos. Nosotros podemos hacer la diferencia entre un candidato elegido y uno no elegido, vamos a demostrarlo en esta elección. Firmas por votos, esto es lo que debemos exigir.

Para comenzar, los congresistas que se pronunciaron en contra de los proyectos de ley que fueron archivados y que se estén postulando en esta nueva elección, perdieron nuestro voto automáticamente. Quiero la lista de esos congresistas para publicarla, vamos a hacerla rebotar en todos los blogs, redes sociales, chats y páginas gay. Esos congresistas que nos perjudicaron deben volverse inelegibles para la comunidad LGTB. Tachémoslos totalmente. Que voten por esos conservadores Cipriani  y sus secuaces del Opus Dei. Respondamos con algo concreto: nos perjudicaron oponiéndose a nuestra ley, entonces pierden para siempre nuestros votos y los de nuestros familiares y amigos.

Los bloggers y los administradores de páginas web debemos hacer rebotar en nuestros lectores esta estrategia contra los políticos conservadores. Informemos, hagamos esto en conjunto, les prometo que dará resultados. Somos una fuerza más grande de la que se imaginan algunos ingenuos, por lo cual no debe ser subestimada. Olvidémonos del activismo alegórico-circense y concentrémonos en el activismo político. La elección está a un par de meses, suficiente tiempo para que esta estrategia funcione y seamos una fuerza que los políticos tendrán que respetar. Dejémonos de victimizarnos y encaminémonos en hacer esta lucha efectiva, que puede ser histórica y cambiar para siempre el escenario político. Todos estamos aquí y el reconocimiento de derechos está muy cerca, ahora debemos presionar.

Esa es la estrategia en conjunto que propongo. Pero esto no funciona con una sola persona. Necesito que sea enriquecida y mejorada por ustedes, que todos los que puedan aportar desde algún campo profesional (publicidad, periodismo, derecho, sociología, etc.) o no profesional lo hagan. Y como primer paso, enviémosles cartas a todos los candidatos a la presidencia y al Congreso (más abajo ajunto la lista de todos los candidatos por Lima), adjuntando un compromiso de honor de ambas partes, tanto del político como de la comunidad LGTB, representada por el MHOL. Si el compromiso es devuelto firmado, les daremos nuestro voto; de lo contrario, les será negado y ninguneado por toda la comunidad LGTB y nuestros familiares y amigos. Les aseguro que habrá muchísimas respuestas y desde todos los partidos.

Bajar lista de Candidatos al Congreso por Lima 2011

Sobre los penes grandes

7 febrero, 2011

Recuerdo que en un curso de Psicología, ya hace unos años, el profesor nos dijo que si queríamos tomarle el pulso a las fantasías más privadas de la sociedad contemporánea debíamos ver mucha pornografía. Un consejo muy heterodoxo, aunque habría que precisar que se trata de ver pornografía, pero con cierto ojo crítico, haciéndose las siguientes preguntas: “¿cómo es el deseo que busca satisfacer esta película?”, “¿cómo y qué debo desear según esta película?”.

Pornografía hay para todos los gustos, pero de las últimas cosas que he visto me ha llamado poderosamente la atención la página It’s Gonna Hurt (“Esto va a doler” o simplemente “Dolerá”). Para empezar, este es un tipo de pornografía sumamente original, más cerca del estilo reality-porn (como BaitBus.com, de la que escribí hace un par de semanas). It’s Gonna Hurt trata de las aventuras sexuales de Castro, un actor porno con un pene gigantesco que va por las calles buscando gays pasivos a los cuales follar sin compasión. Claro que este detalle, el pene gigantesco, es la clave evidente para entender una de las fantasías más comunes entre todos los homosexuales. Aquí varios activos pueden saltar y decirme que a ellos no les importan los penes grandes, pues solo son activos. Tranquilos, suponiendo que nunca hayan sido penetrados (ni por curiosidad) y que nunca se hayan imaginado ser penetrados, lo cierto es que incluso los activos, en nuestra instancia más íntima, pensamos en penes grandes: deseamos ser pingones.

¿Pero qué implica un pene grande? Básicamente un placer que está emparentado con el dolor, una especie de “dolor rico” (“dolerá”, “esto va a doler”). Creo que en el caso de la página porno en mención el asunto se vuelve más interesante porque llega al límite: el actor porno Castro es tan, pero tan pingón que la fantasía del placer proporcionado por la pinga grande puede colapsar; en otras palabras, puede volver esa experiencia sexual como puro dolor sin nada de placer (y esto lo podemos apreciar con varias de sus “víctimas” que, ya no tan envalentonadas, gritan o gimen de dolor ante la herramienta de Castro cuando son penetrados). Es interesante que entre toda la filmografía porno, que suele vender la idea de que el placer y el dolor están totalmente bajo control, aparezca este tipo de porno que amenaza con romper con el control, debido a la desproporción que implica la pinga de Castro.

Entonces ya podemos ir identificando una dinámica muy interesante, una dinámica sadomasoquista que está en el interior de nuestras subjetividades homosexuales, y no solo en cuestión de sexo, sino también en cuestiones de relaciones de pareja. Para que haya un sádico es necesario que haya un masoquista; es decir, alguien que tenga un falo “poderoso” con el que pueda someter, y otro alguien que desee ese falo “poderoso” que lo someta. La pregunta aquí sería: ¿los homosexuales nos dividimos básicamente en sádicos y masoquistas? Es una pregunta que queda abierta, pero que sirve para profundizar y ver hasta dónde nos puede llevar. Pensemos en buena parte del Queer Cinema (las llamadas “películas de temática gay”): melodramas moquíferos, donde los gays sufren y sufren hasta que llega el patético y repentino final feliz; discursos de victimización en todos los niveles, siempre perpetrados por una sociedad que ha robado la felicidad al homosexual; etc.

Hace un par de semanas alguien me dijo en un comentario que yo exageraba en mi hipótesis sobre el masoquismo a partir de mi lectura de una historia de CinesPorno.tk (el post se llama “¿Todo homosexual adora a un fascista?”). Pero es que todo está conectado: la pinga grande que hace doler está ligada a buscar un tipo de pareja dañina una y otra vez (en una relación sentimental), o está ligado a entenderse siempre como la víctima pobrecita que nada puede hacer para cambiar su situación, o está ligado a buscar sexo con cualquier desconocido, en el antro más peligroso y de la peor manera, o está ligado a tirar sin protección, exponiéndose a infecciones y otras enfermedades de transmisión sexual, o, peor aún, está ligado a considerar que un homosexual “no tuvo la culpa” de nacer homosexual (como me dijeron en un foro de GaysPeruanos hace unos pocos días).

La pinga gigantesca es sinónimo del castigo y del dolor, del maltrato al cuerpo, de no merecer algo diferente. Muchos defenderán su derecho al placer basado en el masoquismo o el sadismo, pero deberán entender que el placer también es una construcción cultural, que está producida desde algún mandato social (en este caso, que los homosexuales solo merecemos dolor o maltrato). Los chats, en los que también me meto a mirar el pulso cotidiano, están llenos de masoquistas (“estrechos” que buscan “pingones”, “selladitos” que desean ser “reventados” o “rotos”) y de sádicos (“aventajados”, “mandingos”, “ametralladoras”, “taladros” de “23 cm”, etc.). No hace falta ser muy perspicaz para detectar cuáles son las fantasías de los homosexuales, en cada chat y en cada red social están muy bien reflejados. Hagan el intento de mirar con ojo crítico la próxima vez que estén ahí, no pierden nada.

Una vez más, la pornografía, en su afán de complacer nuestros deseos, nos ha mostrado una de las fantasías más comunes entre los homosexuales e, incluso, nos ha permitido relacionarla con una dinámica sadomasoquista en todos los niveles. Aquí alguno me preguntará si ser sádico o masoquista está bien o mal. Lo que yo creo, y es algo muy personal, es que todos tenemos algo de sádicos y algo de masoquistas; sin embargo, creo que habrá que estar atento al momento en que esas dinámicas se vuelvan contraproducentes o nocivas. Eso dependerá de lo que cada uno quiera para su vida. Hemos empezado con buen pie al identificarlas. Es algo.

Disparates conservadores

2 febrero, 2011

La noche de ayer, en el programa La hora N de Jaime de Althaus, me partí de risa durante 20 minutos escuchando las cantinfladas de Martha Chávez, candidata al Congreso por Fuerza 2011. Al mismo tiempo, descubrí a Susel Paredes, candidata de Fuerza Social, una lesbiana sumamente lúcida y de espíritu combativo que se comió viva a la candidata fujimorista durante el debate televisivo.

Me ha dado muchísimo gusto ver cómo los candidatos ultraconservadores, otrora horrorizados con la posibilidad de la unión entre personas del mismo sexo, hoy tengan que considerar esa posibilidad entre sus temas de agenda, posicionándose a favor, seguramente por el momento electoral que estamos viviendo. No puedo describir mi alegría (medio revanchista, la verdad) por los avances que las ideas progresistas están consiguiendo y, cómo no, por el retroceso de creencias prejuiciosas y disparatadas, como las defendidas por Chávez el día de ayer. Por ello, lo que he preparado es una especie de disección de los argumentos de Martha Chávez, para señalar sus falacias y reírnos todos juntos.

Previamente, quiero decir que, si bien la candidata Susel Paredes ha defendido de una manera consistente por qué es mejor optar por el matrimonio y no por la unión civil, me parece bastante improbable lograrlo en esta elección, hablando electoralmente (la adopción de niños le da terror a mucha gente, incluso a los mismos homosexuales), aunque a mí me parezca lo correcto. De hecho, aun si votara por Fuerza Social para la primera vuelta, son nulas las probabilidades de que un candidato que ofrezca el matrimonio gane las presidenciales en segunda vuelta. Pensándolo fríamente, la unión civil es un gran avance, aunque por el momento sea una especie de autodiscriminación, como Susel Paredes describe muy bien. Lo que deberíamos pensar es que se trata de un paso importante, mas no el fin de la lucha por el reconocimiento pleno de derechos. Aclarado este punto, empecemos a divertirnos con las argumentos de Martha Chávez.

Creo que la naturaleza no se puede cambiar cambiando dos palabras de un código. El matrimonio es el matrimonio. Es una institución natural.

Definitivamente no es una institución natural, sino cultural. “Matrimonio” tiene un punto de partida específico en la legislación romana que no es válido en todas las épocas ni en todas las culturas. Incluso en la Biblia, en el Antiguo testamento, se contemplan combinaciones que no tienen que ver con el matrimonio romano, especialmente procreación entre hermanos o  poligamia, por citar dos ejemplos flagrantes. Podemos ser más explícitos y considerar algunos puntos de historia de la palabra “matrimonio”. Por ejemplo, a fines del siglo XIII, la época del poeta italiano Dante Alighieri, el matrimonio era un mero trato comercial entre familias, no tenía nada que ver con amor, como lo deja claro en varios versos de La vida nueva. Y pensar que hay personas que creen que el matrimonio fue todo el tiempo una unión libre. Olvidan también que hace unas pocas décadas se consideraba que la mujer, por su “naturaleza” inferior, debía estar sometida a las decisiones de su marido y ocuparse de la casa y la crianza de los hijos, al punto que no podía votar o siquiera adquirir bienes propios sin el permiso del marido. Esto hoy puede escandalizar a muchas personas, pero en esas épocas se sostenía que eran las razones “naturales” las que le otorgaban ese lugar dentro de la familia. Así que “natural” es una palabra que tiene una historia y una interpretación, que no es universal ni válida para todas las civilizaciones. Pensemos en las civilizaciones influidas por el Corán y otros libros sagrados que sostienen que el hombre puede tener muchas mujeres, mientras que las mujeres valen prácticamente nada. Una vez más, el “matrimonio” es algo estrictamente cultural (romano), que obedece a un contexto y a intereses específicos. Con todo esto quiero decir que la idea de matrimonio, que tiene unos veinte siglos, ha cambiado muchísimas veces para adaptarse a los cambios de la sociedad. La familia no es una institución natural porque ha habido muchos modelos cambiantes a lo largo de la historia, hoy en día no existe un solo tipo de familia, así que de una vez podemos afirmar que es una mentira evidente.

[El matrimonio] tiene varias funciones, entre ellas la convivencia, la procreación y la cooperación espiritual y material entre las personas.

El matrimonio entre dos homosexuales o dos lesbianas cumple con la convivencia y la cooperación espiritual y material. No hay problema con eso. ¿Y la procreación? Pensémoslo con calma: ¿los heterosexuales que se casan firman un contrato con el Estado en donde se comprometen procrear? ¿Acaso hay un “control de procreación” para los que se casan? Obviamente no. ¿Los estériles no pueden casarse? Claro que pueden. ¿Una pareja puede adoptar hijos? En el caso de que lo desee, claro que puede. Entonces es falso que la procreación implique necesariamente la “función” de procreación, pues evidentemente puede hacer de lado este espacio.

Ahora, con respecto de la unión específica entre espermatozoide y óvulo para generar nueva vida, esto se relativiza en las parejas que actualmente adoptan. Si son estériles, su naturaleza no permite la unión específica entre espermatozoide y óvalo; sin embargo, el Estado les da la oportunidad de adoptar un hijo que no es fruto de esa unión específica entre espermatozoide y óvulo. La naturaleza no les otorga el derecho, sino un criterio racional del Estado. La ideología de Martha Chávez revela un conservadurismo católico muy cerrado, al punto que intenta aplicar las normas del matrimonio religioso en el matrimonio civil.

La situación de las personas lesbianas, homosexuales es especial. No es ni menos ni más. Es especial porque lo común es que seamos hombre y mujer.

Este argumento es peligroso porque oculta una dinámica contraproducente. Este argumento consiste en otorgar una limosna a favor de los ‘raros’, algo así: “Como eres ‘especial’ (anormal), te otorgo una cantidad de leyes y alguna que otra de yapa, pero ni se te ocurra que te voy a dar la plenitud de derechos de alguien ‘común’ (normal), pues tú eres ‘raro’, ¿entendiste?, ‘ra-ro’ y se acabó”.

Hay personas a las que nunca les va a entrar en la cabeza que los homosexuales y lesbianas siempre hemos existido y existiremos (incluso los travestis, que representaban una práctica común en el teatro isabelino y en el teatro de la Edad de oro española). Que seamos una aparente minoría (en el caso de que neguemos la homosexualidad que todos tenemos en algún grado, heterosexuales u homosexuales) no significa que no seamos “comunes” (Martha Chávez quiso decir ‘anormales’, lo sé).

Yo no creo que debamos discriminar a las personas que viven una situación especial. No es un tema de discriminación o de derechos civiles.

Y aquí sabemos por qué es una trampa: desde el argumento anterior, como se trata de regalarle un puñado de leyes a unos ‘raros’, los políticos no consideran el tema como un reclamo de derechos civiles (ciudadanos, de cualquier persona), sino como una situación de excepción. Esa es la trampa escondida incluso en la ‘unión civil’, nos limita. La idea es apuntar a la igualdad de derechos, la ciudadanía plena.

El matrimonio es una institución natural que no se presta, no se acomoda a la situación especial de un solo sexo que quieren tener una situación afectiva.

¿Y los padres y las madres solteras? ¿Debemos quitarles sus hijos por ser parte de una ‘situación especial de un solo sexo’ y no algo natural? Salvo en la mente conservadora de esta señora, un niño no puede tener dos papás o dos mamás. Muchos casos, desde hace tres décadas, la contradicen. Me refiero a las adopciones de los padres o madres homosexuales en Europa.

Me parece hasta enfermizo que una persona prefiera que un niño crezca en un orfanato en lugar de hacerlo en una familia homosexual que ha aprobado el largo y difícil proceso de calificación para la adopción vigente en las leyes de un Estado. Me pregunto también cuántas madres y padres solteros han sabido darles cuidados y educación a sus hijos sin acomodarse al molde fetichista de familia tradicional de personas como Martha Chávez. Y ni hablar de los abuelos o los tíos que se encargaron de hijos ajenos. Qué mentes tan podridas contaminan la política peruana.

Yo sí estoy de acuerdo con un reconocimiento legal a una situación especial, pero que no se circunscribe a las uniones homosexuales.

‘Especial’ es igual a ‘anormal’, ‘raro’, lo que no es igual y legítimo a lo ‘normal’. Quédese con sus migajas, señora Chávez. Al final un grupo sindical va a tener los mismos derechos que una pareja homosexual, pues la segunda, en el reducido criterio de esta mujer, nunca será ‘familia’.

Hay que seguir la naturaleza de las cosas […] Me he informado sobre qué es la familia y qué es el matrimonio. Pero eso no impide que haya el reconocimiento a determinadas situaciones especiales y el derecho tiene que solucionar esto.

Ya expliqué cuál es el problema de ser una excepción ‘anormal’.

[Con respecto a los herederos forzosos en el caso de los homosexuales], el cónyuge concurre con los hijos, no con los padres. [Y si no tienen hijos], concurren con los padres. Es que no podemos llamar a las cosas lo que no es. No es matrimonio y la situación no es perfectamente adecuada al matrimonio porque ahí no hay capacidad generativa.

Aquí los electores debemos tener esto muy claro: lo que propone Martha Chávez (con todo su partido) es que, como los homosexuales no podemos procrear hijos, en el caso de que fallezcamos y haya que otorgar herencia, nuestros bienes nunca irían para nuestra pareja, sino hacia nuestros padres. Esto muchos activistas lo tienen claro. Si tus padres te echaron de su casa por tu opción sexual y tú, por tu lado, hiciste una vida, trabajaste y compraste bienes (una casa, un auto, etc.), entonces es injusto que si falleces tus únicos herederos sean esos padres que te echaron. Lo que propone Martha Chávez es sumamente injusto y discriminatorio, sobre todo porque su único argumento es que “eso no es familia” (en el caso de una pareja homosexual). Esta mujer insiste en cerrarse en un modelo único de familia y no puede entener, como dice Susel Paredes, que el tiempo cambia, las condiciones cambian y las personas tenemos derechos que hemos conquistado a lo largo de la historia. Obviamente, políticos como Martha Chávez bloquean la conquista de los derechos. Mucho ojo a la hora de votar.

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Les recomiendo este pequeño texto sobre el contexto en el que se produjo en Argentina el matrimonio igualitario. Muy recomendable. Clic aquí.

También encontré  reproducidas en Taringa! las Consideraciones de científicos(as) del CONICET e investigadores(as) de Argentina acerca de la ley de matrimonio universal y los derechos de las familias de lesbianas, gays, bisexuales y trans. Sumamente recomendable para desbaratar argumentos dizque científicos o acerca de la «naturaleza» de la familia.